por Andrés Musetti Millán
Cuando abordamos el problema del pensamiento económico actual nos enfrentamos a un gigante. La mayoría de la gente ignora que hay una corriente sana y católica denominada distributismo, y sólo concibe una dicotomía asfixiante entre socialismo y capitalismo. Pero… ¿Por dónde empezar?
En mi opinión, hay que arrancar por el comienzo: con Hilaire Belloc y G. K. Chesterton. Hoy en día, hay un resurgimiento del distributismo, por lo tanto, hay bastante material más moderno, pero el problema es, si queremos hacer este tema conocido en el mundo hispano, que nos enfrentamos a la barrera del idioma. Podemos trabajar en traducir o comentar estas obras por partes. Algunos de los libros más importantes se pueden conseguir en español para compartir, pero uno que considero bastante importante y no lo encuentro en español es Economics for Hellen de H. B.Además, hay un par de sitios web recomendables:
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https://distributistreview.com/archive/category/Spanish (algo en castellano, aunque la mayoría en inglés).
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https://ligadistributista.blogspot.com/ (en catellano)
En cuanto a la aplicación, la estrategia sería aprovechar el momento actual de total desilusión, tanto con el socialismo como con capitalismo, para denunciarlos como dos cabezas de la misma serpiente, que se alimentan una a la otra. Desmontar la falacia de que son las únicas dos posibilidades político-económicas o un espectro entre ambas. Luego de eso, proponer el distributismo como una vía ortogonal a ambas, centrada no en el despojo de las familias y la concentración de propiedad en minorías (políticos o capitalistas), sino en la propiedad privada de las familias, como su forma de sustento y libertad política y económica. Además, dejar de manifiesto que el distributismo no requiere el desmantelamiento, acaparamiento o transmutación del aparato estatal para funcionar: podemos empezar con una familia, poniendo medios de producción en un hogar y luego otro. Como es un sistema distribuido, es escalable y resistente. Y se puede empezar de abajo, se puede empezar con pocos recursos obtenidos personalmente, en grupos, donaciones, etc. Luego se pueden organizar asociaciones más estructuradas para tal fin, realizar asociaciones de pequeños negocios familiares, empresas de dueños católicos, promover las cooperativas y los gremios de pequeños propietarios —no sindicatos de trabajadores modernos, sino el gremio al estilo medieval: agrupaciones de dueños para competir justamente—, etc.
Cuando llegue el momento de proponer una fórmula política que represente el distributismo —si llega el caso y se considera pertinente—, se debería tener un rastro de distributismo aplicado, con miles de casos de éxito. Debe haber mil ejemplos que mostrar y se debe dejar en claro que el poder del Estado se puede utilizar para potenciar y generalizar estas medidas, —según el principio de subsidiariedad de la Doctrina Social de la Iglesia—, pero que si no lo obtenemos seguiremos como hasta el momento, construyendo una sociedad distributista una familia a la vez.
Dado que el distributismo es una de las escuelas económicas católicas factibles y esto se va a poner de manifiesto inmediatamente, dado su origen en la Doctrina Social de la Iglesia y sus creadores católicos, debiéramos estar preparados para desmontar a la par, las leyendas negras anticatólicas y antimedievales. Hay que estar formado en apologética e historia de la Iglesia. Por Gracia de Dios, el MCP está peleando fuerte en este sentido.
Otra cosa que hay que rescatar es el de los casos de éxito históricos: reclamar las políticas distributistas que se aplicaron en el pasado y ayudaron a los países a salir adelante. Dos que vienen a la mente ahora (Corea del Sur en parte y Taiwan). Pero se debe ahondar en este tema y desmontar los mitos de que el liberalismo económico es la única forma de levantar las economías nacionales. A la par, desmontar los mitos de que los países más ricos son liberales. EE. UU. e Inglaterra fueron generalmente proteccionistas —últimamente con Trump se potenció el proteccionismo y poder económico—; el modelo chino también es proteccionista chino, etc. Así que debiéramos buscar nuestros propios modelos a imitar.
3 Responses
Pienso, que como catolicos, deberiamos preocuparnos en primer lugar por que el distributismo llegue en primer lugar a los mas necesitados de la sociedad, los que no tienen ninguna defensa contra la explotación capitalista porque esta desposeidos de toda propiedad productiva. Se podria armar un proyecto de creacion de colonias de granjas
autosustentables con apoyo de los distintos estamentos tecnicos relacionados con la actividad agropecuaria. La financiacion se puede hacer con nuestra moneda soberana ya que al financiar proyectos productivos que incrementen la riqueza disponible no se produce inflacion
Así es Ernesto. A veces nos rasgamos las vestiduras por salvar al capitalismo, cuando tenemos la respuesta distributista basada sobre la DSI y la doctrina económica realista.